Si alguna palabra define la vida de Rosana Rodríguez es esfuerzo. Su amplio curriculum, a pesar de su juventud, confirman ese sacrificio.

Es Licenciada en Pedagogía, Graduada Superior en Pedagogía de la Danza en la especialidad de Danza Española y Graduada Superior en Coreografía de la Danza Española. Con este extraordinario expediente comenzó a trabajar en un tablao en Torremolinos, además de impartir clases en distintas escuelas, y es entonces cuando piensa que ya era hora de cumplir su sueño: “¿Por qué no montar mi propia escuela?. Me había preparado para ello y no había dejado nunca de estudiar para algún día poder trabajar como a mí me gusta, siguiendo mi metodología y aunando todo lo que había aprendido.

Así que mi madre me animó y me dijo ahora o nunca”. Y comenzó con el proyecto de su vida: “Tenía muy claro que me quería venir a Teatinos, porque es una zona muy nueva con muchas familias y es la zona de expansión de Málaga. Además no había un sitio con los suelos, con el espacio, donde la gente se sintiera como un bailarín o bailarina”. Rosana trabajó con el arquitecto en el diseño: “Quería que todo estuviera lo mejor posible. Por ejemplo, el suelo debe ser el adecuado para que las articulaciones no sufran, porque saltamos, zapateamos,… El que aquí tenemos tiene su cámara de aire, tarima de madera flotante, montada sobre rastreles con gomas y linóleo que es antideslizante y antibacteriano para los niños”. Rosana además colgó fotos de su trabajo por toda la escuela y después de dos años de trabajo abrió por fin en diciembre: “Cuando lo vi terminado aluciné. No era consciente de que todo lo que tenía en mi cabeza se estaba haciendo realidad. Justo empecé a dar clases y entonces me di cuenta que estaba en mi propia escuela, lo que yo había soñado durante tantos años”. Rosana además se ha rodeado de un equipo de profesores que imparten otros estilos: baile moderno, jazz, Broadway, danza urbana: hip hop, pilates, danza clásica y española. Su objetivo principal es que “todo el que quiera bailar tenga un sitio ya sean niños, adultos o gente que nunca haya bailado, porque la danza debe llegar a todos”. Tiene grupos desde 3 años en adelante, “el de flamenco y ballet adulto se me han llenado porque han descubierto que es una forma de ponerse en forma y disfrutar”. Rosana resalta los beneficios del baile: “Son tanto físicos como psíquicos porque te libera. Además educas el cuerpo, a los niños les viene muy bien para la coordinación, concentración, el bailar ayuda. Algunas madres me dicen que desde que están viniendo al baile sus hijas se concentran más. Porque al bailar te concentras y eso te ayuda en los estudios y a organizarte”.

El sábado sus grupos se suben al escenario de La Caja Blanca para mostrar lo que han aprendido durante estos meses: “Es lo que más me gratifica, cuando termina el curso y ves que el trabajo del año tiene fruto. Las niñas colocadas, perfectas, coordinadas, ese momento es de sentirte súper orgullosa de que puedan hacer un baile de tres o cuatro minutos. Además es muy importante que se suban al escenario porque te esfuerzas más, asimilas más. Subirse al escenario es también vivir una experiencia que es distinta, es algo de superación”.

En Clave de Danza en C/ Navarro Ledesma, 192.

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