Gastronomía

VENTA LAS CASILLAS

Cuando en Teatinos “sólo había cañas y una carretera muy antigua” Mari Carmen López inició el germen de lo que sería Las Casillas.

Todo comienza en el garaje de su casa: “Mi marido se iba a trabajar y mis hijos estaban estudiando, yo me aburría y entonces pensé que podría vender helados”, nos cuenta Mari Carmen. Así que fue al polígono El Viso en busca de helados. El problema surgió cuando la marca vio cuál era la ubicación de su negocio: “Aquí sólo había fincas y no me los quisieron vender”.

Pero esta mujer que es una todoterrreno, lo logró y “me trajeron una nevera con los más normalitos, los base, y los vendía todos”. Los mismos vecinos le decían que despachara también tabaco, después fue cerveza, bebidas, todo desaparecía. Entonces Mari Carmen empezó a pensar y le dijo un día a su marido: “Yo estoy lanzada, voy a montar aquí un bar”, y él le advertía: “No sabes dónde te vas a meter”, pero ella insistía. Como él era albañil, le pidió que le hiciera un mostrador y, por supuesto, lo consiguió. Con el dinero que había ganado de vender de todo, se compró una máquina de café. “Cuando empezaron a arreglar el Clínico, sobre las 6:30 de la mañana venían unos 5 ó 6 sevillanos a tomar café, y ellos me preguntaron que si daba menús, y les respondí que si querían venir, os lo preparo a ustedes”, recuerda Mari Carmen. Hasta hoy, que llegan a servir unos 200 menús diarios.

Y es que famosos se hicieron sus callos, magros de tomate, pucheros, lomo,… aunque también nos recalca que es muy importante que «todo esté limpio, pero curiosito”. En Las Casillas ya está trabajando la tercera generación de la familia de Mari Carmen, han heredado el buen hacer de una mujer que con su empeño ha creado un restaurante de tradición, donde la comida casera es su fundamento.

Las Casillas en C/ Navarro Ledesma, 219. #RestaurantesdeTeatinos#GentedeTeatinos